sábado, 24 de abril de 2010

La vida urbana. #13.

Cuando consideramos que vivir en una ciudad es una característica garantizada de mejor calidad de vida y por extensión de una Salud Mental de mejor nivel probablemente estemos considerando unicamente a un porcentaje que no excede el 30% de los habitantes de estos centros urbanos que supuestamente ofrecen las condiciones de trabajo, salud y prosperidad.

Esto es una ilusión; midiendo la pobreza con lógica por el bajo nivel de ingresos, nos deja entrever que dentro de las ciudades (conglomerados que debieran contener a por lo menos 1 millón y medio de personas), no siempre ofrecen en conceptos de urbanismo y salubridad, requeridos para un desempeño sano y psicológicamente equilibrado.

Sabemos que la vida en la mayoría de los centros considerados "urbanos" no siempre va acompañada de un proceso de industrialización que traiga suficiente prosperidad a la población. Tomemos en cuenta la gran cantidad de asentamientos ilegales y no planificados ni adecuadamente supervisados que permiten las construcciones inadecuadas y generan ámbitos malsanos; situaciones que como contemplamos con los sismos que constantemente surgen alrededor del mundo, agravan los resultados trágicos de los mismos así como de deslaves e inundaciones que aterrorizan y dañan a enormes cantidades de personas de todas las edades que habitan en áreas no condicionadas adecuadamente para la vivienda.

Desde luego esto incide en el sufrimiento cotidiano y constante de las familias que no encuentran entonces la tranquilidad existencial para poder encaminarse hacia estados de Salud Mental dada la desesperación que padecen, la ausencia de agua potable, las familias numerosas y no planeadas, los pocos recursos de transporte y en general de un ambiente altamente tenso que les hace vivir desesperadamente.

Las altas tasas de fecundidad y la poca instrucción con que los jóvenes enfrentan la vida reproductiva complican las escasas probabilidades de crecer en bienestar. Casi siempre la educación es escasa y enfocada de modo poco práctico lo cual desacelera los intentos de desarrollo social alrededor del mundo entero en los conglomerados urbanos y por supuesto más gravemente en los rurales.

Es necesario que las comunidades se organicen de modo coherente y efectivo para realizar intercambios productivos con las economías mejor estructuradas que les rodean, comprendiendo que a través del trabajo y de una buena administración de los recursos resulta vital para lograr una visión clara y ordenada del desarrollo del conglomerado humano en familia.

Las migraciones hacia las áreas urbanas que contemplamos con preocupación probablemente comprometen a estas personas a desarrollar actividades trans-culturizadas que en realidad generan pérdida de identidad y de valores culturales así como rupturas en la estructura de sus familias, no siempre produciendo los esperados resultados de desarrollo económico, cultural y educacional pretendido. Probablemente con un poco de entendimiento y de autodisciplina lograrían en su ambientes naturales estructurar negocios que les permitieran sin ostentaciones llevar una vida libre de las complicaciones que la vida que en las ciudades conllevan.

No siempre emigrar es la mejor solución, lo que no hay duda es el requerimiento de cierto grado de estudio académico mínimo (al menos finalizado el pre-vocacional en nuestro medio) para poseer los elementos básicos para alcanzar una perspectiva de desarrollo económico indispensable para una mejor estructura de crecimiento familiar.

Mejores ingresos financieros, una más sensata administración en el hogar (facilitado con gusto por el buen criterio femenino), permitiría ordenar el número de hijos que muchas veces recarga a grados insostenibles la manutención del sistema, entre otras cosas.

Es necesario entonces, que nuestros hombres dirigentes de cada familia abran sus mentes a permitir un desarrollo educativo y de cultura general de hijas y esposas quienes puedan entonces convertirse en elementos de cambio real en la sociedad sufrida de los menos afortunados.

Romper esquemas de machismo y un desarrollo de la tolerancia y la madurez emocional facilitan estos difíciles pero indispensables pasos para poder vivir mejor y disfrutar de mejores ambientes familiares y sociales en Salud Mental. Buena suerte a todos.

La luz es el entendimiento.

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