lunes, 31 de mayo de 2010

La prosperidad. #15.

Según el orden de nuestras anotaciones, ha sido contemplado que la pobreza se halla vinculada a las alteraciones de la Salud Mental; de lo cual y de modo lógico podríamos deducir que la prosperidad (especialmente la económica), sería un determinante elemento para alcanzar la tan esquiva salud que nos ocupa.

Los hallazgos epidemiológicos de los últimos cincuenta años en Europa Occidental y los Estados Unidos de América evidencian un aumento en las perturbaciones psicosociales (comportamientos antisociales, abuso del alcohol y las drogas, depresión, suicidio y trastornos del apetito) precisamente durante el período en que las condiciones económicas y sociales progresaron con mayor rapidez (1950-1973) [Smith y Rutter, 1994; Rutter sin fecha].

Esta sorprendente información nos debe hacer reflexionar y enfocar con claridad que por si sola la bonanza económica no redunda necesariamente en salud mental y que mas bien en muchas ocasiones abre (por medio de la abundancia de recursos) a la oportunidad de ejecutarse conductas criminales, facilitarse episodios de depresión en la adolescencia así como factores de discordia marital lo cual en ocasiones llega a desembocar en la disolución del vínculo matrimonial.

De esta manera y quizás asombrados, contemplamos que no siempre es la carencia o la abundancia de por si, de los recursos, lo que promueve o desencadena los trastornos en la Salud Mental de los habitantes en las poblaciones.

Existen entonces otros elementos que deben ser tomados en cuenta para el alcance de un estado emocional pro activo que permita un crecimiento en familia y en sociedad dirigido hacia un mejor vivir.

Es cierto que las poblaciones en desventaja social son más proclives a padecer trastornos emocionales y mentales, pero los excesos en los recursos que algunas familias permiten a sus hijos y otros miembros de las mismas, también facilitan el acceso a las conductas antisociales y delictivas, al abuso de substancias entre otras; conductas que se observan en poblaciones que viven en situaciones sostenidas de desventaja creciente.

Queremos en esta nota acentuar el punto hacia la necesidad de orientadores equilibrados, conscientes de las necesidades en los distintos momentos del desarrollo emocional de sus hijos, parejas, alumnos y/o subalternos para que sus acciones de guía alcancen el fructífero sendero de la lección desarrolladora que permita ser mejor persona. Que sea la responsabilidad la piedra básica, complementada con el mutuo respeto lo que ayude a aclarar situaciones existenciales y sociales complejas que no dejan de retar nuestro criterio científico y filosófico existencial constantemente para forzarnos a comprender que el ser humano con su complejidad merece observadores más acuciosos y dirigentes centrados en el crecimiento emocional con mejores criterios analizados con la paciencia y profundidad requerida para integrar medidas generales e institucionales que comprendan y aborden el tema de una manera eficiente y así procuren medidas que efectivamente permitan los recursos hacia una Salud Mental tan anhelada por muchos y tan necesaria para todos.

Como requerimos de palabras concretas para guiar así nuestro camino, que sea el equilibrio el mensaje que hoy transmitimos y por supuesto sin pretender que con decirlo o leerlo ya se alcanzó, más bien dejamos un reto para cada cual y al estilo que a cada cual convenga se dirija (si así lo desea) hacia estados de una más clara apreciación sobre su existencia de manera equilibrada dentro de márgenes sensatos y sin causar dolor innecesario hacia la consecución de sus metas.

Tarea por demás complicada y difícil por nuestra naturaleza tendente a exceder todo lo que se pueda; exige detenerse y pensar que el tiempo y la oportunidad está frente a nosotros y que no durará indefinidamente; es ahora el momento.

domingo, 16 de mayo de 2010

La discriminación social. #14

Los seres humanos somos sin duda de los más privilegiados entes vivos para desarrollar increíbles capacidades a adaptación a las más diversas y variadas condiciones de existencia. Podemos vivir prácticamente en cualquier lugar; en zonas urbanas, rurales, en desiertos, en zonas polares, en áreas despreciadas, en palacios y en barracas. En verdad somos capaces de establecer familias casi bajo cualquier condición ambiental.

Respecto a la Salud Mental es sorprendente saber que determinado domicilio, por si solo, no predice la enfermedad mental ni los trastornos psicológicos formales de modo comprobable. Sin embargo podemos detectar que ciertos elementos que visualizaremos en esta nota si son factores determinantes en lo que respecta a la salud mental de las personas.

La pobreza, por ejemplo, es un buen predictor, dadas las variables que implican el no poder costear el alimento ni la vivienda y la educación indispensable entre todos los miembros de la familia. - Los barrios marginales miserables padecen una más elevada morbilidad psiquiátrica (estudios de Mari en la ciudad de Sao Paulo) -.

De modo más dramático, investigadores serios comprueban que para los seres humanos sentirse "de menos" dentro de nuestro esquema familiar y/o social si que redunda en un sentimiento de desvalorización personal que incide de modo importante en la calidad de vida de toda persona. De hecho, determinadas sociedades "castigan" a ciertos miembros de la comunidad descartándolos y colocándolos como ciudadanos de segundo orden y con ello provocando trastornos en la Salud Mental de dichos individuos quienes no dudan muchas veces en preferir no existir a continuar en esta denigrante condición.

Este enfoque nos orienta a pensar en que el hecho de "ser o no ser" depende en mucho de lo que los demás o bien el sistema sociocultural en el que vivimos piensen de nosotros.

Es así que las poblaciones que se perciben como discriminadas y por lo tanto degradadas tenderán por sus propias condiciones emocionales y psicológicas no sólo a mantenerse al margen del desarrollo, sino a conformar conductas de agresión (de diversas formas) hacia los sistemas estructurados y de gobierno que pretenden control y funcionalidad para beneficio de todos.

En este punto resulta complicado definir que fue primero, si la ignorancia y el anhelo mal enfocado o la discriminación en si misma.
Si una persona vive en un entorno pobre pero en familia y siendo "igual a los demás" que le rodeen con la consecuente aceptación del "si mismo", y permanece equilibrado probablemente sus parámetros estarán compensados; en contraste con el anhelo trans-culturizado de enrolarse en aspiraciones que no le corresponden y que bajo el aparente beneficio del progreso se enfrente a ámbitos que lo tratarán de modo despectivo, transformándolo en un rechazado social creándose así individuos ya ahora antisociales por su propia condición de no sentirse como los demás y por lo tanto no ser aceptado ni respetado y además desvalorizado, facilitándose el aparecimiento de acciones agresivas en contra de todo aquello que no es como su persona o sus costumbres o simplemente frente a lo que no logra comprender.

En general estas personas provenientes de centros rurales, conformarán grupos urbanos pobres implicando condiciones de menor salud física y mental que los que viven en condiciones más holgadas. Estos grupos adolecerán de servicios de atención educativa y médica en los momentos requeridos agudizando su ya precaria capacidad de adaptarse a la anhelada ilusión del desarrollo que sabemos no llegará jamás sin la instrucción exigida y sin una actitud de orden y respeto que los sistemas productivos requieren para su funcionamiento.

La tragedia es cotidiana; las migraciones en todo el planeta se dan por millones de habitantes en todos los continentes de nuestro mundo y contemplamos con decepción y tristeza la ineficiencia de los gobiernos para manejar este tan grave y dramático fenómeno que se vive en todas latitudes.

Cada día miles deben dejar sus ambientes y sus familias naturales por ingentes razones, que van desde las políticas, a las económicas, educativas, de violencia familiar o social o simplemente por desear estar mejor... dramático... pues con la inocencia que despliega la ignorancia se sueña en mejores condiciones de vida sin poseer toda la visión que semejantes cambios implicarán. Debemos respetar las decisiones inevitables para emigrar, por supuesto.

El principio y el final está en nosotros mismos; frase de sencillo decir pero para quien no puede apreciar la iluminación del entendimiento es como vivir en la más tortuosa oscuridad que pueda haber.

Nada bueno proviene de modo fácil, lección que quien no adquiera, repetirá hasta su fin el error de pensar que sin el sacrificio personal correcto, sin esfuerzo y buen criterio podrá obtener en algún momento o locación lo que alguien haya podido ofrecerle o prometerle.

Estemos en donde estemos, las familias se conducen de modo bastante similar, independientemente del ambiente o la condición social; somos seres humanos y convivimos todos de la misma urgencia de satisfacer necesidades comunes de índole fisiológica, psicológica y de realización personal.

Al final somos bastante similares en todas las culturas y etnias lo que nos debiera llevar a entender que en base a una actitud positiva, respetuosa de los demás y del medio ambiente, de la inevitable necesidad de educarnos cada día y de realizar nuestras responsabilidades ofreciendo nuestro mejor esfuerzo, será poco lo que al final consigamos estemos en donde estemos.

La responsabilidad es de cada cual, el desarrollo comienza en el si mismo, nadie puede decir que sea sencillo, pero la iluminación de cada día se da desde temprana hora para poder movilizar nuestras energías hacia el bien sin buscar fórmulas mágicas que eviten el esfuerzo; eso no existe, sin esfuerzo personal, no habrá crecimiento ni desarrollo.

Está dicho, el discriminado debe establecerse en donde considere y merezca, como un ser humano que respete para ser respetado y entonces el cosmos velará por su bienestar y le brindará la luz divina del entendimiento.