miércoles, 1 de febrero de 2012

La aflicción inducida por la violencia. 1feb.2012


Cuando mencionamos la palabra violencia nos viene a la mente un cuadro de agresión dirigida hacia personas, cualquier ser vivo, y hasta hacia objetivos inanimados en los cuales la víctima u objeto recibe un golpe (o varios), o bien heridas causadas con armas de fuego y/o contundentes, así como golpes o disparos (sea en tierra, en el aire o en el mar) cuando el caso es dirigido hacia animales o cosas.

Pero; no siempre es tan evidente tal conducta, particularmente cuando queremos en esta nota hacer referencia a ese diferente tipo de violencia que se causa o se recibe cotidianamente de modo psicológico, sea esta de tipo personal (en el caso de relaciones diversas de pareja), familiares, cuando el mal trato va dirigido hacia el cónyuge [masculino o femenino] o hacia los hijos [niños y niñas] y hasta hacia otros miembros de la familia como empleados, o familiares que conviven dentro de la convivencia nuclear por razones varias; sociales (cuando los victimarios delincuentes pululan las calles y/o instituciones de servicio en las que se cometen arbitrariedades y abusos hacia los usuarios ciudadanos que inocentemente y con pocas probabilidades de responder en su defensa se ven rebasados por el desorden, la falta de respeto y la corrupción que con gran libertad desborda nuestras sociedades a lo largo del mundo).

Estos abusos afectan directamente a la población mundial en diferente grado provocando trastornos mentales diversos que inciden lógicamente en la Salud Mental de las personas así como que se convierten en causantes de años de vida sana perdidos, siendo responsables de un porcentaje (alrededor del 10%) de la pérdida de la tranquilidad y por ende de la productividad mundial y de la felicidad a que todos tenemos derecho. Se calcula que 34% de todas las discapacidades se deben a problemas relacionados con el comportamiento, como violencia, enfermedades diarréicas, desnutrición, tuberculosis, enfermedades de transmisión sexual, accidentes de vehículos de motor y otras lesiones involuntarias (Fuente: Adaptado del Banco Mundial, 1993), afectando directamente a la mayoría de las personas.

Desde el punto de vista existencial y que envuelve a la vida cotidiana, estos "ataques" psicológicos que las personas sufren en los ambientes descritos y que, debemos insistir, incluyen los actos de desvalorización de la persona, las decepciones por pérdida de figuras dignas de ser admiradas, repercuten en frustración que hace perder el "brillo del día" dentro de la existencia de los seres humanos, de sus familias, y de las instituciones haciendo que las personas disfruten poco con lo que hacen provocando que se cometan más errores de lo habitual por ansiedades a veces no detectadas pero que afloran en el actuar cotidiano de quienes inevitablemente debemos desempañar cualquier labor o bien relacionarnos con otras personas.

El existir aflictivo sin duda alguna no permite el florecimiento ni la realización de nuestras metas y llega a ser tan imposibilitador que ni siquiera permite la apreciación de lo que deseamos y/o necesitamos para estar bien.

Esta situación dramática no siempre se atiende y las personas viven en su interioridad una falta de estima padeciendo variadas afecciones como dolores de cabeza, alteraciones del carácter, sentimientos de desvalorización y en general una sensación de poco valor existencial.

Es nuestra responsabilidad desarrollar en nosotros y en nuestr@s hij@s, pareja, familiares, compañeros de trabajo y en fin, con toda aquella persona por la que sintamos simpatía o con quien tengamos un grado de relación, invitarlos y facilitar a que se exprese con libertad cuando sus derechos como persona están siendo violentados por cualquiera para de esta manera permitirse el derecho de ser adecuadamente guiad@ o bien retirad@ de tal situación para evitar consecuencias destructivas en su persona y/o de familiares.

Permitamos que nuestros hij@s hablen, se manifiesten, protesten y sean “si mismos” para que con esa permisividad sea desarrollada una adecuada valorización de todos y sientan que existe un derecho inherente a su “Ser Humano”… que tiene el derecho de expresarse sin miedos creados y aprendidos que perpetúan los abusos.

La vida es así... podría decir alguna persona dando por sentado que el "bien vivir" es inalcanzable; esto en realidad agudiza la tragedia. Cada cual debe de proteger su existencia y ese derecho divino de crecer en bien y de tener acceso a mejorar en base a su propio esfuerzo para con esto respetarse y respetar, elemento indispensable para la convivencia en cualquier parte del mundo.

Resulta vital entonces que cada cual en la búsqueda de un mejor día tome conciencia hacia la necesidad de utilizar mejores estrategias de vida; como por ejemplo detectar que nuestra pareja abusa de alguna manera de nosotros, que las normas de seguridad en el quehacer cotidiano son indispensables para disminuir los riesgos (como poner más atención y enfocarnos en lo que hacemos) al movilizarnos en los diversos ámbitos o bien en el interactuar con los demás sustituyendo la grosería por buenos modales; el entender que herimos a otros con un comentario negativo es muy importante, y sobre todo que con un poco de interés y amabilidad podemos ser fuente de alegría para otros y por ende para nosotros mismos cada vez que interactuamos con los demás. A veces una sonrisa basta.

El alcanzar un estado aceptable de Salud Mental se verá reflejado no solamente en el comúnmente contemplado “éxito social” o académico; en realidad estos son éxitos parciales en la vida. La “realización” que anteponga el respeto por las personas y sus ideas, la contemplación del arte y el refinamiento de las cosas y de la naturaleza, el disfrute de el quehacer cotidiano y ser parte de una acción que permita satisfacciones en otros, realizaría el ideal de una convivencia productiva en el sentido real de la humanidad.

miércoles, 28 de julio de 2010

Los Trastornos Mentales y la atención que reciben. Primera parte. #17.

La amplia variedad de significados y contenidos del presente tema, nos obliga a explicar (de manera modesta) lo mucho y variado que puede significar el término 'trastorno mental'.

Puede referirse a una condición aguda y pasajera como por ejemplo un estado emocional alterado secundario a un enojo menor o mayor y que provoque cambios significativos en las reacciones que las personas tienen en la vida cotidiana; a los cambios de actitud y/o conducta secundarios a el empleo de alcohol u otras substancias psicoactivas; puede también referirse a entidades estructuradas y nosológicamente descritas que engloben características permanentes (aunque sujetas a determinados cambios y variaciones) como por ejemplo los llamados 'trastornos del carácter o de la personalidad'; y también los cuadros crónicos de diversos padecimientos evidentes o no que cualquier persona pueda padecer.

Asimismo puede ser una palabra usada de modo social para describir actitudes o acciones particulares de alguna persona y que resultan difíciles de comprender o que en ese momento son reacciones impulsivas y con poca reflexión realizadas por la persona en cuestión, refiriéndonos entonces a la frase popular de 'estar trastornado'.

Parece que esta palabra toma diferentes acepciones dependiendo no tanto de lo que suceda o se observe en alguien, sino de 'quien la utilice', sabiéndose que no es igual que una madre le diga a un@ hij@ "parecés trastornado", a que un profesional de la Salud Mental anote ... se trata de una persona que padece ... un trastorno mental.

En esta ocasión haremos un recorrido por el tema desde el punto de vista de los trastornos mentales estadística y científicamente observados, y su relación con la atención de los mismos que se hace en el mundo entero.

Sabemos que lamentablemente la atención que se ofrece en servicios de salud mental en la mayoría de países, no guarda proporción con el daño y sufrimiento que causan; tanto a la persona en sí, como a sus familias y a la comunidad en general que recibe una carga de individuos erráticos, mal orientados y poco efectivos en sus procesos de desarrollo, avance y eficiencia en la búsqueda de la felicidad y el progreso.

Carentes de estadísticas apropiadas y actualizadas, en primer término, se desconoce con exactitud tanto la cantidad de personas con necesidades de atención, así como la influencia que tales desajustes inciden en la familia y la sociedad.

Es conocimiento popular que en toda institución, familia, o en cualquier grupo humano existen personas afectadas con el tipo de vida que estructuran; esto repercute indudablemente en el desempeño de sus labores y en general en las relaciones que se mantienen entre todos, no obteniendo la ayuda que necesitan en la mayoría de casos pues no se cuenta con los recursos ni la dirección para buscar la ayuda que se requiere.

Siendo que las estadísticas más importantes para la información de salud son aquellas que reflejan muerte y violencia; y siendo las enfermedades y los trastornos psiquiátricos poco 'mortales' en un sentido descriptivo y estadístico, no son considerados como importantes en los reportes, sabiéndose que incluso existen en los servicios de atención el hecho de pensar de que "como son cuestiones psicológicas", entonces no ameritan mayor atención...

Recuerdo en mis años de labor hospitalaria en nuestro país Guatemala el uso de las siglas DNV (Distonía Neurovegetativa) para describir (de modo totalmente empírico) los trastornos psicológicos y/o emocionales, que eran discriminados (más por ignorancia y desconocimiento de cómo actuar para atenderlos), siendo manejados de modo ineficiente y hasta cruel por la manera poco técnica de afrontarlos.

Este es solamente un ejemplo de la forma como los trastornos psicológicos son derivados hacia 'ningún lado', pues podemos comprobar que en nuestro medio (que no difiere demasiado cuando vemos estadísticas mundiales) la manera como se manejan estos problemas en escuelas, colegios, universidades e instituciones de todo tipo por las personas responsables en la mayor parte de los países, naturalmente siendo 'más' deficiente entre los pertenecientes al 'código' de "en vías de desarrollo".

"En el Informe sobre el desarrollo mundial 1993, ... se estima que los problemas de salud mental en todo el mundo producen un 8,1% de la carga global de la mortalidad (CGM), medida en años de vida ajustados en función de la discapacidad (AVAD) perdidos, tributo mayor que el impuesto por la tuberculosis, el cáncer o las enfermedades del corazón. La carga de los trastornos neuropsiquiátricos varía de 3,4% en los países al sur del Sahara a 8% en China y en la región de América Latina y el Caribe. Se estima que en el grupo de adultos de 15 a 44 años de edad el 12% de la CGM se debe a trastornos neuropsiquiátricos; si a estos se agregan las "lesiones autoinflingidas voluntariamente" la CGM total para mujeres asciende a 15,1%; y para los hombres a 16,1% [Banco Mundial, 1993a.]. De las enfermedades consideradas, los trastornos depresivos, las lesiones autoinflingidas, las enfermedad de Alzheimer y otras demencias y la dependencia al alcohol causan la carga más grande. Siguen en orden de importancia la epilepsia, psicosis, farmacodependencias y trastornos de estrés postraumático (TPPT).
Tomado de publicación de la Organización Panamericana de la Salud, 1997.

Finalmente en esta primera parte dejaremos anotada la observación de la poca formalidad con la que los trastornos emocionales son considerados por las sociedades hasta el extremo de dudar si los desajustes psicológicos y los cuadros psiquiátricos son 'en verdad' enfermedades... lo que no facilita un abordaje serio y responsable que permita brindarles la atención que requieren. Continuaremos en una segunda parte.

sábado, 26 de junio de 2010

La acción de depender. #16.

Las economías débiles representadas en el mundo por los países más empobrecidos, dependen de las economías ricas que paradógicamente derivan parte de su fortaleza de la mano de obra y más aún de los recursos varios de los países pobres; pareciera que solos, los países pobres y débiles (particularmente desde un punto de vista de aplicación de normas jurídicas, económicas y judiciales correctas y efectivas), no logran encaminar su futuro hacia mejores estándares de desarrollo general, ni legislativamente ni en la prevención de la violencia que destruye los elementos básicos que generan prosperidad y confianza en los gobiernos elegidos por votantes inocentes y anhelantes de autoridades responsables que no cumplen con tales expectativas y que no enfatizan sus esfuerzos de gobierno de modo honesto hacia un beneficio nacionalista y responsable para con sus pueblos.

Esta situación vivida alrededor del mundo desde el África, Asia, en las Américas, y con menos rigor en Europa y Estados Unidos de América, marcan nuestras serias deficiencias hacia los importantes aspectos de la Salud Mental.

Las condiciones de descuido general que no permiten ofrecer recursos en salud, educación y estabilidad emocional, facilitan y generan un debilitamiento y una afección del sistema nervioso de los habitantes en quienes se expresa tanto con una existencia frustrante y poco reconfortante al esfuerzo realizado por sobrevivir, así como en afecciones médicas variadas y a un mal funcionamiento psicológico.

De esta manera, los desastres naturales repercuten al igual que la violencia cotidiana en un desbalance de la existencia que inevitablemente acarrea debilidad sobre el razonamiento, el incremento del estrés cotidiano y por ende en la calidad de vida de las personas.

La vida en condiciones de aglomeración y pobreza continua no permite vislumbrar un panorama de mejoría en el horizonte creando diversos grados de ansiedad, depresión y fenómenos de tensión continuada con las consecuencias de trastornos como los señalados.

La pobreza en si es factor determinante de necesidades insatisfechas que hacen que los índices de prostitución aumenten (así como de conductas delictivas y antisociales variadas), con los riesgos consiguientes de enfermedades de transmisión por contacto sexual incluyendo por supuesto el SIDA, estados de esclavitud sexual, abusos y denigración de las personas que no logran entonces desarrollarse espiritualmente sanas.

Es un instante este para señalar que la complejidad de la existencia humana hace ver que la Salud Mental depende de factores varios que a primera vista no tienen que ver sólo con servicios de salud, sino más bien resultan ser políticos, ambientales, sociológicos, antropológicos y por supuesto psicológicos lo que nos obliga a contemplar esta situación desde una perspectiva multidisciplinaria para poder apreciar la magnitud del problema que el mundo entero tiene con estos temas olvidados por los gobiernos de turno preocupados por otras instancias.

Volviendo al encabezado de esta nota; el hecho de tener que depender nos debilita no solamente como países sino como personas que ante la incapacidad productiva, nos vemos obligados a ejecutar acciones de toda índole para poder sobrevivir; apareciendo riesgos de violencia doméstica, bajos niveles de educación, el empirismo predominante en la actividad productiva informal que surge de la necesidad y de esa forma perpetuando una deficiencia en la calidad y por ende incrementando nuestra necesidad de depender de otros para poder continuar.

Concluimos afirmando que la necesidad de educación es posiblemente la primera medida a tomarse en búsqueda de una salida a este marasmo existencial; la necesidad de controlar el número de hijos a ser procreados, la necesidad de transmitir en casa el concepto de independencia, creatividad y libertad así como el respeto por si mismo y hacia los demás y hacia el medio ambiente resultan ser recomendaciones invariables que son básicas para madurar sanamente y poder así necesitar menos de la aparentemente cómoda postura de depender de otros.

jueves, 10 de junio de 2010

La necesidad de comprender los acontecimientos. #15.

Dentro de los procesos de pensamiento de las personas (y de modo natural de los seres vivos) se halla uno muy importante que consiste simplemente en "esperar que suceda lo que se desea o se requiere"; lo cual generalmente se obtiene, pero no siempre; apareciendo entonces un sentimiento de duda y de decepción al no obtener lo anhelado lo cual desencadena una serie de reacciones complejas que podemos llamar en este espacio, "frustración".

Este sentir que se acompaña de un estado de tristeza y desaliento en mayor o menor grado, provoca consecuencias que pudieran causar estados pasajeros de "reacciones depresivas" y en ciertos casos hasta facilitar la instalación de un cuadro serio de depresión nerviosa. Entonces experimentamos tristeza, furia, alteraciones de nuestras funciones habituales, pérdida de la esperanza y reacciones como la cólera y la agresividad que será transmitida hacia personas, cosas o sistemas con los que entremos en relación en esos momentos o épocas... pues resulta que tales inconformidades, justificadas o no, pueden ser pasajeras (como la simple pérdida de un bus que no se detiene), o bien cuestiones de largo plazo como la existencia en ambientes en los que no se obtienen las recompensas esperadas sean de orden familiar, académico, laboral o social afectando más severamente a las personas.

De esto puede decirse mucho; la frustración es un estado que acompaña a conglomerados sociales insatisfechos con los ambientes contaminados de ruido, violencia, tensión, carencias de todo tipo y así irse conformando como grupos proclives a reaccionar defensivamente ante estímulos que pudieran no ser interpretados de tal forma necesariamente y que pudiesen ser manejados de manera más serena.

Acá entramos entonces en el aspecto de la necesidad de resolver estas situaciones de modo tal que resultáramos menos afectados en nuestra Salud Mental lo cual significa no alterando en grado excesivo nuestra paz interior.

Claro que decir algo no lo hace realidad; entendemos eso; ofrezcamos entonces herramientas que nos ayuden a enfrentar situaciones que generen frustración.

Podemos comenzar determinando que en principio se requieren dos elementos; uno es la madurez emocional necesaria para estar preparados a ver la realidad y con esto aceptar las cosas que no se pueden cambiar fácilmente y la segunda es la comprensión que manifestaciones personales infantiles y caprichosas usualmente llevan a momentos que confunden nuestro interior equilibrio propiciando el no entendimiento y por ende desencadenando esta frustración que descompondrá nuestro cotidiano existir.

Todas las personas estamos cada día sujetos a sufrir de insatisfacciones variadas, en casa, en el trabajo, con personas queridas (y hasta con desconocidos) con quienes convivimos, sin descartar de sistemas sociales en los que los encargados de estructurar y de facilitarle la vida a los ciudadanos no cumplen con una forma pro activa y ética con sus quehaceres lo que conlleva una apreciación decepcionante para los ciudadanos que pudiesen entonces convertirse poco a poco en "sociedades frustradas" con las consecuencias de pérdida de confianza en todo lo que les rodea haciéndolos agresivos con sus con-ciudadanos [abusando antes de que otro abuse de mi], conductas que naturalmente no propician salud mental en los ambientes.

La madurez implica hacer lo que debemos y no lo que queremos... lo que debe invitarnos a ceder espacios a acciones de tolerancia y comprensión hacia los demás; lo cual puede reforzarse con la disposición personal de respetar al otro, quien quiera que sea; si respetamos lo que los demás piensen, digan o realicen (siempre y cuando no nos afecte de modo directo), facilitaremos una convivencia de mejor calidad en nuestras familias y/o sitios de trabajo; así como en un entorno de comunidad.

Sugerimos entonces realizar el diario ejercicio de "dejar vivir a los demás en paz"; creamos que están en lo correcto o no, pues respetando sus vidas nos libramos de absorber energías negativas que generan decepción. Tratemos de centrarnos en nosotros y menos en los demás; no criticando, sobre llevando nuestra carga con dignidad y eficiencia, y cuando se trate de llevar a cabo la difícil acción de educar, hacerlo de modo respetuoso escuchando antes que castigando.

Estas cortas sugerencias pueden ayudar a evitar un día cargado de frustración y por lo tanto de insatisfacción. Y recordemos que la vida está conformada por cada día; comenzando este día bien, la pasaremos mejor. El cambio hacia un mejor accionar puede ser muy recompensante.

lunes, 31 de mayo de 2010

La prosperidad. #15.

Según el orden de nuestras anotaciones, ha sido contemplado que la pobreza se halla vinculada a las alteraciones de la Salud Mental; de lo cual y de modo lógico podríamos deducir que la prosperidad (especialmente la económica), sería un determinante elemento para alcanzar la tan esquiva salud que nos ocupa.

Los hallazgos epidemiológicos de los últimos cincuenta años en Europa Occidental y los Estados Unidos de América evidencian un aumento en las perturbaciones psicosociales (comportamientos antisociales, abuso del alcohol y las drogas, depresión, suicidio y trastornos del apetito) precisamente durante el período en que las condiciones económicas y sociales progresaron con mayor rapidez (1950-1973) [Smith y Rutter, 1994; Rutter sin fecha].

Esta sorprendente información nos debe hacer reflexionar y enfocar con claridad que por si sola la bonanza económica no redunda necesariamente en salud mental y que mas bien en muchas ocasiones abre (por medio de la abundancia de recursos) a la oportunidad de ejecutarse conductas criminales, facilitarse episodios de depresión en la adolescencia así como factores de discordia marital lo cual en ocasiones llega a desembocar en la disolución del vínculo matrimonial.

De esta manera y quizás asombrados, contemplamos que no siempre es la carencia o la abundancia de por si, de los recursos, lo que promueve o desencadena los trastornos en la Salud Mental de los habitantes en las poblaciones.

Existen entonces otros elementos que deben ser tomados en cuenta para el alcance de un estado emocional pro activo que permita un crecimiento en familia y en sociedad dirigido hacia un mejor vivir.

Es cierto que las poblaciones en desventaja social son más proclives a padecer trastornos emocionales y mentales, pero los excesos en los recursos que algunas familias permiten a sus hijos y otros miembros de las mismas, también facilitan el acceso a las conductas antisociales y delictivas, al abuso de substancias entre otras; conductas que se observan en poblaciones que viven en situaciones sostenidas de desventaja creciente.

Queremos en esta nota acentuar el punto hacia la necesidad de orientadores equilibrados, conscientes de las necesidades en los distintos momentos del desarrollo emocional de sus hijos, parejas, alumnos y/o subalternos para que sus acciones de guía alcancen el fructífero sendero de la lección desarrolladora que permita ser mejor persona. Que sea la responsabilidad la piedra básica, complementada con el mutuo respeto lo que ayude a aclarar situaciones existenciales y sociales complejas que no dejan de retar nuestro criterio científico y filosófico existencial constantemente para forzarnos a comprender que el ser humano con su complejidad merece observadores más acuciosos y dirigentes centrados en el crecimiento emocional con mejores criterios analizados con la paciencia y profundidad requerida para integrar medidas generales e institucionales que comprendan y aborden el tema de una manera eficiente y así procuren medidas que efectivamente permitan los recursos hacia una Salud Mental tan anhelada por muchos y tan necesaria para todos.

Como requerimos de palabras concretas para guiar así nuestro camino, que sea el equilibrio el mensaje que hoy transmitimos y por supuesto sin pretender que con decirlo o leerlo ya se alcanzó, más bien dejamos un reto para cada cual y al estilo que a cada cual convenga se dirija (si así lo desea) hacia estados de una más clara apreciación sobre su existencia de manera equilibrada dentro de márgenes sensatos y sin causar dolor innecesario hacia la consecución de sus metas.

Tarea por demás complicada y difícil por nuestra naturaleza tendente a exceder todo lo que se pueda; exige detenerse y pensar que el tiempo y la oportunidad está frente a nosotros y que no durará indefinidamente; es ahora el momento.

domingo, 16 de mayo de 2010

La discriminación social. #14

Los seres humanos somos sin duda de los más privilegiados entes vivos para desarrollar increíbles capacidades a adaptación a las más diversas y variadas condiciones de existencia. Podemos vivir prácticamente en cualquier lugar; en zonas urbanas, rurales, en desiertos, en zonas polares, en áreas despreciadas, en palacios y en barracas. En verdad somos capaces de establecer familias casi bajo cualquier condición ambiental.

Respecto a la Salud Mental es sorprendente saber que determinado domicilio, por si solo, no predice la enfermedad mental ni los trastornos psicológicos formales de modo comprobable. Sin embargo podemos detectar que ciertos elementos que visualizaremos en esta nota si son factores determinantes en lo que respecta a la salud mental de las personas.

La pobreza, por ejemplo, es un buen predictor, dadas las variables que implican el no poder costear el alimento ni la vivienda y la educación indispensable entre todos los miembros de la familia. - Los barrios marginales miserables padecen una más elevada morbilidad psiquiátrica (estudios de Mari en la ciudad de Sao Paulo) -.

De modo más dramático, investigadores serios comprueban que para los seres humanos sentirse "de menos" dentro de nuestro esquema familiar y/o social si que redunda en un sentimiento de desvalorización personal que incide de modo importante en la calidad de vida de toda persona. De hecho, determinadas sociedades "castigan" a ciertos miembros de la comunidad descartándolos y colocándolos como ciudadanos de segundo orden y con ello provocando trastornos en la Salud Mental de dichos individuos quienes no dudan muchas veces en preferir no existir a continuar en esta denigrante condición.

Este enfoque nos orienta a pensar en que el hecho de "ser o no ser" depende en mucho de lo que los demás o bien el sistema sociocultural en el que vivimos piensen de nosotros.

Es así que las poblaciones que se perciben como discriminadas y por lo tanto degradadas tenderán por sus propias condiciones emocionales y psicológicas no sólo a mantenerse al margen del desarrollo, sino a conformar conductas de agresión (de diversas formas) hacia los sistemas estructurados y de gobierno que pretenden control y funcionalidad para beneficio de todos.

En este punto resulta complicado definir que fue primero, si la ignorancia y el anhelo mal enfocado o la discriminación en si misma.
Si una persona vive en un entorno pobre pero en familia y siendo "igual a los demás" que le rodeen con la consecuente aceptación del "si mismo", y permanece equilibrado probablemente sus parámetros estarán compensados; en contraste con el anhelo trans-culturizado de enrolarse en aspiraciones que no le corresponden y que bajo el aparente beneficio del progreso se enfrente a ámbitos que lo tratarán de modo despectivo, transformándolo en un rechazado social creándose así individuos ya ahora antisociales por su propia condición de no sentirse como los demás y por lo tanto no ser aceptado ni respetado y además desvalorizado, facilitándose el aparecimiento de acciones agresivas en contra de todo aquello que no es como su persona o sus costumbres o simplemente frente a lo que no logra comprender.

En general estas personas provenientes de centros rurales, conformarán grupos urbanos pobres implicando condiciones de menor salud física y mental que los que viven en condiciones más holgadas. Estos grupos adolecerán de servicios de atención educativa y médica en los momentos requeridos agudizando su ya precaria capacidad de adaptarse a la anhelada ilusión del desarrollo que sabemos no llegará jamás sin la instrucción exigida y sin una actitud de orden y respeto que los sistemas productivos requieren para su funcionamiento.

La tragedia es cotidiana; las migraciones en todo el planeta se dan por millones de habitantes en todos los continentes de nuestro mundo y contemplamos con decepción y tristeza la ineficiencia de los gobiernos para manejar este tan grave y dramático fenómeno que se vive en todas latitudes.

Cada día miles deben dejar sus ambientes y sus familias naturales por ingentes razones, que van desde las políticas, a las económicas, educativas, de violencia familiar o social o simplemente por desear estar mejor... dramático... pues con la inocencia que despliega la ignorancia se sueña en mejores condiciones de vida sin poseer toda la visión que semejantes cambios implicarán. Debemos respetar las decisiones inevitables para emigrar, por supuesto.

El principio y el final está en nosotros mismos; frase de sencillo decir pero para quien no puede apreciar la iluminación del entendimiento es como vivir en la más tortuosa oscuridad que pueda haber.

Nada bueno proviene de modo fácil, lección que quien no adquiera, repetirá hasta su fin el error de pensar que sin el sacrificio personal correcto, sin esfuerzo y buen criterio podrá obtener en algún momento o locación lo que alguien haya podido ofrecerle o prometerle.

Estemos en donde estemos, las familias se conducen de modo bastante similar, independientemente del ambiente o la condición social; somos seres humanos y convivimos todos de la misma urgencia de satisfacer necesidades comunes de índole fisiológica, psicológica y de realización personal.

Al final somos bastante similares en todas las culturas y etnias lo que nos debiera llevar a entender que en base a una actitud positiva, respetuosa de los demás y del medio ambiente, de la inevitable necesidad de educarnos cada día y de realizar nuestras responsabilidades ofreciendo nuestro mejor esfuerzo, será poco lo que al final consigamos estemos en donde estemos.

La responsabilidad es de cada cual, el desarrollo comienza en el si mismo, nadie puede decir que sea sencillo, pero la iluminación de cada día se da desde temprana hora para poder movilizar nuestras energías hacia el bien sin buscar fórmulas mágicas que eviten el esfuerzo; eso no existe, sin esfuerzo personal, no habrá crecimiento ni desarrollo.

Está dicho, el discriminado debe establecerse en donde considere y merezca, como un ser humano que respete para ser respetado y entonces el cosmos velará por su bienestar y le brindará la luz divina del entendimiento.

sábado, 24 de abril de 2010

La vida urbana. #13.

Cuando consideramos que vivir en una ciudad es una característica garantizada de mejor calidad de vida y por extensión de una Salud Mental de mejor nivel probablemente estemos considerando unicamente a un porcentaje que no excede el 30% de los habitantes de estos centros urbanos que supuestamente ofrecen las condiciones de trabajo, salud y prosperidad.

Esto es una ilusión; midiendo la pobreza con lógica por el bajo nivel de ingresos, nos deja entrever que dentro de las ciudades (conglomerados que debieran contener a por lo menos 1 millón y medio de personas), no siempre ofrecen en conceptos de urbanismo y salubridad, requeridos para un desempeño sano y psicológicamente equilibrado.

Sabemos que la vida en la mayoría de los centros considerados "urbanos" no siempre va acompañada de un proceso de industrialización que traiga suficiente prosperidad a la población. Tomemos en cuenta la gran cantidad de asentamientos ilegales y no planificados ni adecuadamente supervisados que permiten las construcciones inadecuadas y generan ámbitos malsanos; situaciones que como contemplamos con los sismos que constantemente surgen alrededor del mundo, agravan los resultados trágicos de los mismos así como de deslaves e inundaciones que aterrorizan y dañan a enormes cantidades de personas de todas las edades que habitan en áreas no condicionadas adecuadamente para la vivienda.

Desde luego esto incide en el sufrimiento cotidiano y constante de las familias que no encuentran entonces la tranquilidad existencial para poder encaminarse hacia estados de Salud Mental dada la desesperación que padecen, la ausencia de agua potable, las familias numerosas y no planeadas, los pocos recursos de transporte y en general de un ambiente altamente tenso que les hace vivir desesperadamente.

Las altas tasas de fecundidad y la poca instrucción con que los jóvenes enfrentan la vida reproductiva complican las escasas probabilidades de crecer en bienestar. Casi siempre la educación es escasa y enfocada de modo poco práctico lo cual desacelera los intentos de desarrollo social alrededor del mundo entero en los conglomerados urbanos y por supuesto más gravemente en los rurales.

Es necesario que las comunidades se organicen de modo coherente y efectivo para realizar intercambios productivos con las economías mejor estructuradas que les rodean, comprendiendo que a través del trabajo y de una buena administración de los recursos resulta vital para lograr una visión clara y ordenada del desarrollo del conglomerado humano en familia.

Las migraciones hacia las áreas urbanas que contemplamos con preocupación probablemente comprometen a estas personas a desarrollar actividades trans-culturizadas que en realidad generan pérdida de identidad y de valores culturales así como rupturas en la estructura de sus familias, no siempre produciendo los esperados resultados de desarrollo económico, cultural y educacional pretendido. Probablemente con un poco de entendimiento y de autodisciplina lograrían en su ambientes naturales estructurar negocios que les permitieran sin ostentaciones llevar una vida libre de las complicaciones que la vida que en las ciudades conllevan.

No siempre emigrar es la mejor solución, lo que no hay duda es el requerimiento de cierto grado de estudio académico mínimo (al menos finalizado el pre-vocacional en nuestro medio) para poseer los elementos básicos para alcanzar una perspectiva de desarrollo económico indispensable para una mejor estructura de crecimiento familiar.

Mejores ingresos financieros, una más sensata administración en el hogar (facilitado con gusto por el buen criterio femenino), permitiría ordenar el número de hijos que muchas veces recarga a grados insostenibles la manutención del sistema, entre otras cosas.

Es necesario entonces, que nuestros hombres dirigentes de cada familia abran sus mentes a permitir un desarrollo educativo y de cultura general de hijas y esposas quienes puedan entonces convertirse en elementos de cambio real en la sociedad sufrida de los menos afortunados.

Romper esquemas de machismo y un desarrollo de la tolerancia y la madurez emocional facilitan estos difíciles pero indispensables pasos para poder vivir mejor y disfrutar de mejores ambientes familiares y sociales en Salud Mental. Buena suerte a todos.

La luz es el entendimiento.